-El telégrafo es el origen de todos los procesos de información y medios de comunicación modernos, fue una tecnología transformadora que revolucionó a la sociedad.
Innovapress, sep 2020.- En un mundo dominado por el celular, la internet y las comunicaciones satelitales, el telégrafo suena a prehistoria, pero no lo es tanto. El telégrafo todavía estaba vigente en el país hasta los años 80 y parte de los 90 y aún en ese tiempo había institutos en La Paz que enseñaban el Código Morse.
El invento jamás imaginado en esos tiempos despertó la necesidad del mundo en el interés por las telecomunicaciones para establecer comunicaciones rápidas entre ciudades. Nuestro país no fue ajeno a este invento que fue creado el 6 de mayo de 1832 por Samuel Morse. Así 42 años después Bolivia optó por este sistema para vencer la conformación geográfica que era un obstáculo en aquellos tiempos.
Todavía los viejos telegrafistas viven, aunque están jubilados y recuerdan su vida durante aquellos tiempos cuando el telegrama, el teletipo eran los sistemas más modernos para comunicarse a larga distancia.
Fue durante el gobierno del presidente Tomás Frías en 1874 cuando se instalaron las primeras líneas físicas. Se creó de esta manera el telégrafo y permitió a los habitantes de esos años enviar telegramas mediante el Sistema Morse.
Aunque ya no existe más, el telégrafo dominó por más de un siglo las comunicaciones en el país. El tiempo dirá si estos sistemas sobreviven este periodo de tanta innovación tecnológica.
Fue durante 110 años que nuestro país estuvo conectado, a través del telégrafo, con el resto del mundo. Primero con el uso exclusivo de las empresas mineras que realizaban sus negocios mediante este servicio, posteriormente la sociedad de ese entonces se conectó con varias poblaciones alejadas.
El primer tendido de línea telegráfica se inició entre las ciudades de La Paz y Oruro en 1870. Los trabajos concluyeron cuatro años más tarde. La instalación se hizo sobre puntales de barro conformados por pilares de adobes y crucetas de madera para fijar los aisladores de porcelana.
Esta construcción no tuvo la consistencia técnica aconsejable y fue reconstruida durante el gobierno de Aniceto Arce el 1 de julio de 1889 quien ordenó la conformación de la Red Nacional de Telégrafos del Estado y tenía como objeto brindar comunicación de las capitales de departamento a las provincias de Bolivia.
La primera línea telegráfica internacional fue construida en 1875 entre la Quiaca, Argentina y Tupiza, Bolivia. Esta última población tuvo que ser la que recibiera la infausta noticia de la invasión chilena en 1879.
Pasado un año, en 1880 fue tendida la línea telegráfica internacional entre La Paz – Bolivia y Puno- Perú. Entre 1892 y 1911 se construyó la mayor cantidad de líneas contemplando la red troncal.
El telégrafo tuvo un papel destacado durante la Guerra del Chaco. Corría el año 1934, cuando varios telegrafistas se alistaron en las filas del Ejército para participar en la contienda y fue muy importante el trabajo desplegado porque debido a su conocimiento trasmitían mensajes claves en el sistema Morse hasta las mismas trincheras donde combatían los soldados bolivianos.
Otro aspecto a destacarse es que cada 19 de junio se celebraba el “Día del Telegrafista Boliviano» y el hecho recuerda una de las primeras huelgas en el país con una duración de 52 días, situación que ocurrió en 1939.
Tres generaciones
Tres generaciones de telegrafistas: un jubilado hace más 30 años y dos que aún continúan trabajando recuerdan este oficio como una de las pocas herramientas de comunicación que permitió al país estar permanentemente comunicado.
Don Juan Valdez Chávez fue telegrafista de provincia, y ayudó a mucha gente a estar en contacto con el resto del mundo durante 40 años; Mario Delgado Gutiérrez, funcionario del Servicio Nacional de Telegrafía Rural (Senater), aún trabaja y recuerda con mucha nostalgia los momentos en la telegrafía cuando todavía se trasmitía este servicio a través del Morse en Bolivia; y finalmente Favio Guzmán Choque con 34 años continuos de labor, quien logró trabajar como guarda líneas en el servicio.
Don Juan, Mario y Favio recuerdan a este oficio como una parte importante en sus vidas y en el desarrollo del país.
Los dos funcionarios activos vieron cómo el telégrafo fue perdiéndose y coincidieron en que éste dejó de ser útil hasta 1980 cuando fue reemplazado definitivamente por la radiotelegrafía, que tuvo una vida mucho más efímera debido a la aparición de nuevas formas de comunicación como el fax, el teléfono, el móvil y otros, pero que aún lucha por su vigencia.
Don Mario recuerda con nostalgia que esas formas de comunicación fueron realmente importantes. “El telégrafo no desapareció, pero debido al ingreso de la radiotelegrafía se fue muriendo de a poco por falta de mantenimiento y pasó al olvido”.
Una de las tantas anécdotas en la telegrafía, según don Mario, fue que cierto día en un distrito del interior dos colegas suyos en las oficinas del telégrafo estuvieron intercambiando información en Sistema Morse.
Resulta que una persona de imponente presencia ingresó en ese momento a la oficina y los dos telegrafistas se pusieron a conversar en clave Morse preguntándose de donde había salido este señor. Este individuo al escuchar los golpes del telégrafo se acercó a uno de los operadores y también en clave respondió que era el nuevo encargado y que al día siguiente serían cambiados de distrito.
“Me acuerdo de esa anécdota porque en ese entonces cuando uno quería conversar no podía hablar como cualquier persona sino a través del Morse”, recuerda Mario Delgado.
Sin embargo, el servicio de la radiotelegrafía, hoy en día, si bien ha perdido su fuerza de hace 30 años en el dominio de las comunicaciones, continúa al servicio de la sociedad, sobre todo en el área rural, donde el móvil y el teléfono no llegan.
Un ejemplo del buen servicio que ofrecía la radiotelegrafía se comprobó durante la tragedia de los Lípez en el sudeste potosino, en 2002 cuando una nevada intensa afectó esta zona y mató a casi la totalidad de los camélidos y a varios comunarios.
“El único medio que pudo dar la alerta sobre esta tragedia fue la radiotelegrafía, ya que no había otra forma de comunicación”, recuerda don Mario. Agrega que cuando sucedían estos fenómenos naturales, tanto el telegrama como la radiotelegrafía fueron de mucha utilidad sobre todo para conseguir ayuda e informar sobre dichos sucesos.
Favio Guzmán Choque es otro funcionario que trabajó en el área del telégrafo desde 1976. Ingresó a laborar muy joven al Servicio Nacional de Telegrafía Rural, y ascendió desde un puesto de limpieza hasta guarda hilos en el área de telegrafía.
“Aún me acuerdo cuando tenía que viajar por varios días a las provincias para instalar redes y sin importar la lluvia, el sol y el frío teníamos que instalar o reparar el alambrado”, recuerda Favio.
Fue testigo de cómo el servicio telegráfico fue muriendo y reemplazado por lo más moderno, en ese entonces, la radiotelegrafía. Hoy continúa con este oficio y guarda grandes anécdotas y recuerdos de antaño.
Recuerda por ejemplo que en una oportunidad fue a reparar una línea a una provincia, no dejaba de llover y apremiado por el tiempo y para concluir cuanto antes se trepó al poste, pero la tierra y el armazón telegráfico junto a él se vinieron abajo, sin embargo, el accidente no tuvo grandes consecuencias. Hoy en día los equipos telegráficos que sirvieron al país durante más de un siglo son exhibidos en las oficinas del Servicio Nacional de Telegrafía Rural, situadas en la ex estación de trenes de La Paz. En realidad, estas instalaciones hacen las veces de museo de las comunicaciones de Bolivia y allí también continúa el servicio de radiotelegrafía. IP/JLV