-El organismo especializado realizó el Informe sobre el Panorama Social de América Latina de la CEPAL, a marzo 2021, analizando la situación actual que conlleva la presencia del coronavirus que causa traumas a la economía de la región.
Por Juan Gabriel Pérez
Innovapress, 13 mar 2021.- Las ciudades altamente pobladas, en América Latina, como es el caso de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, dónde vive más del 71% de la población boliviana, serán los más golpeados y tendrán mayores dificultades para lograr superar la crisis económica, social y de salud provocados por los efectos colaterales del coronavirus (Covid-19).
Ello se establece en el Informe sobre el Panorama Social de América Latina realizado por la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) publicado en marzo de 2021.
“Los efectos de la pandemia de enfermedad por coronavirus (Covid-19) se han extendido a todos los ámbitos de la vida humana, alterando la manera en que nos relacionamos, paralizando las economías y generando cambios profundos en las sociedades. La pandemia ha evidenciado y exacerbado las grandes brechas estructurales de la región y los costos de la desigualdad se han vuelto insostenible”, precisa el documento.
A lo largo del análisis se establecen las tendencias sociales que precedieron la pandemia y se busca dimensionar sus repercusiones socioeconómicas en 2020, especialmente en lo relativo a la pobreza y la desigualdad, así como al trabajo remunerado y no remunerado.
Se examinan, asimismo, las tendencias del gasto público social en los países de la región, las medidas de protección social adoptadas por los gobiernos de América Latina y el Caribe en respuesta a los efectos de la pandemia y el malestar social que existía en la región antes de la crisis.
La CEPAL en su análisis, en el que no está incluido Bolivia, hace evidentes características de los efectos de la crisis de los países de la región, que simplemente son similares al caso boliviano.
“El Covid-19 llega a una región (podría ser Bolivia) marcada por una matriz de desigualdad social, cuyos ejes estructurantes —el estrato socioeconómico, el género, la etapa del ciclo de vida, la condición étnico-racial, el territorio, la situación de discapacidad y el estatus migratorio, entre otros— generan escenarios de exclusión y discriminación múltiple y simultánea que redundan en una mayor vulnerabilidad ante los efectos sanitarios, sociales y económicos de esta enfermedad. En el ámbito de la salud, estas desigualdades se expresan en la cobertura, el acceso efectivo y los resultados de los servicios de salud, así como en las condiciones basales de salud de las personas”, se explica en el documento de la CEPAL.
Factores de riesgo y efectos
El documento de la CEPAL cita cuatro factores de riesgo mayor para las zonas urbanas: la urbanización, la metropolización, el hacinamiento y el déficit de servicios básicos. En las tres capitales de los departamentos del eje central de Bolivia se tiene la presencia de al menos tres de estos factores.
“Debido al elevado nivel de segregación residencial de las ciudades de América Latina, estos déficits se distribuyen de forma desigual en su interior, entre barrios ricos y pobres, y, por ende, entre los estratos de población de ingreso alto y de ingreso bajo. La combinación de un alto nivel de urbanización y déficits acumulados no solo influye en la magnitud y el impacto de la pandemia, sino también en su efecto diferenciado sobre los grupos poblacionales, puesto que es la población de ingreso bajo y medio-bajo la que se ve más gravemente afectada”, precisa el informe de la CEPAL.
Los efectos de esta situación se expresan en una disminución de los ingresos en las familias, producto de la interrupción en el empleo, situación que se vivió en el caso de Bolivia no sólo con la pandemia, sino que a este se sumó el cambio de gobierno que llevó a que muchos dejaran de trabajar.
Similar efecto sufre la población que no tiene ingresos fijos sino vive del mercado informal, que ha visto disminuidas sus posibilidades de comercialización o empleo, afectando seriamente su estabilidad familiar, consecuencias en un aumento de la pobreza y la desigualdad.
La CEPAL recomienda, ante esta situación, invertir en la economía del cuidado como sector estratégico de una reactivación con igualdad y en la necesidad de reconstruir con igualdad y sostenibilidad, apuntando a la creación de un verdadero Estado de bienestar.
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