Desde 1826 a 1944, en Bolivia se desencadenaron 191 revueltas y cuartelazos

En 1944 el escritor Alcides Arguedas decía: “Antes de conducir con acierto los intereses nacionales, la política es el más lucrativo de los negocios, el más seguro, el más cómodo”.      

La guerra del gas en 2003 fue la revuelta social más intensa que se vivió en este último tiempo Bolivia/ Foto: toma de Internet

Por Tania Quispe Zeballos

Innovapress, 24 oct. 2021.- Bolivia celebró el pasado 6 de agosto su 196 efeméride de independencia con el recuento de “logros” económicos, políticos y porque no de las revueltas sociales, en determinados contextos históricos del que aparentemente el pueblo sale victorioso. De esas hazañas están plagados los mensajes presidenciales.

Sin embargo, en el país no existen estadísticas de las revueltas sociales desde la creación de la República hasta la instauración del Estado Plurinacional.

Las revueltas sociales cambiaron el rumbo de la historia del país y fueron los periodistas e historiadores de cada periodo quienes registraron en sus escritos datos valiosos, tal el caso de Arguedas.

En su libro “De cara a la realidad”, Arguedas apunta que desde el segundo año la creación de la República, es decir desde 1826 a 1944, año en que Bolivia celebró su 118 años de vida independiente, se desencadenaron 191 revueltas y cuartelazos, sin un número preciso de hombres y mujeres que ofrendaron sus vidas.

Las revueltas sociales en 2019 también escribieron la historia de Bolivia/ Foto: RT

Lo primero que se le ocurre a cualquier ciudadano es preguntarse por qué, con qué motivo y para qué se hacen las revueltas.

“Esto lo han intentado todos los que se sentían preocupados por la frecuencia de nuestras convulsiones, y esto tiene que hacer, por la fuerza, quien pretenda explicar las razones por las que un país se estanca primero en su marcha de progreso, se rezaga después en la marcha ascensional de los países vecinos y, por último, cae y desaparece devorado por la pobreza, la pereza y la corrupción” escribía Arguedas ya en sus últimas publicaciones.

El escritor apela a los datos del padre Nicanor Aranzaes, que ha llevado la cuenta de la cantidad de convulsiones que menciona desde el 14 de noviembre de 1826 hasta el motín de Oruro de mayo de 1903 bajo el Gobierno del Gral. José Manuel Pando, “en 77 años de vida independiente, en Bolivia se habían encendido 185 revueltas o movimientos subversivos”. 

Sin embargo, las revueltas no son privativas de los Gobiernos autoritarios ni militares, el sistema democrático del último tiempo también desentrañó abuso, violencia y muerte.   

Las rebeliones populares también tuvieron rostro de mujer/ Foto: toma de Internet

Dentro las revueltas más conocidas en los 39 años de vida democrática están las siguientes:

La Masacre de Navidad. Es el nombre con que se conoce al asesinato de 11 personas en la Mina de Amayapampa y Capasirca, en el norte de Potosí durante el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada en 1996.

El motín policial en 2002 contra el denominado Impuestazo, que quería implementar el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y que derivó en un enfrentamiento armado con la guardia militar presidencial en la plaza Murillo con el saldo de 19 muertos y detonó en octubre de ese año una revuelta popular que obligó a la renuncia y huida del país de Sánchez de Lozada.

Octubre de 2019. El domingo 20 de octubre no fue le excepción. La gente fue a cumplir su derecho ciudadano de sufragio para elegir al nuevo Presidente del Estado Plurinacional. Exactamente a partir de las 19:40 horas, cuando se había verificado el 83,85% de las actas de cómputo, con una diferencia de 7,87% entre Evo Morales y Carlos Mesa, tendencia que hacía prever una segunda vuelta electoral, la democracia se agrietó. Evo Morales huyó del país para preservar su vida.

Heridos, llanto y dolor en defensa de los intereses de la mayoría/ Foto: Real Politik

En el 2020 sucedió la masacre de Senkata y Sacaba en la presidencia de Jeanine Añez con más de 30 muertos durante las protestas contra el golpe que destituyó a Evo Morales.

Los procesos sociales no se detienen, pero en el país, estos se repiten desde su creación debilitando la democracia en desmedro de las mayorías.

IP/TQZ/MP

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