-El propietario es creyente del dios de la mina a quien rinde pleitesía. Piden que respeten su cultura, ya se convirtió en un atractivo, prontamente allí se leerá la suerte, será un centro esotérico.
Por Marcelo Padilla Arce
El Alto, Innovapress, 7 feb 2022.- Ubicada en la zona 25 de Julio, en la calle Huaricana y Murucullo, en el Distrito 4 de la urbe alteña se encuentra la “casa del diablo” o casa del Tío, que es el ser que cuida a los mineros al interior de los socavones, la infraestructura causa, admiración, pero al mismo tiempo, miedo entre los vecinos y los visitantes.
Su propietario es David Choque Mamani, quien es minero de nacimiento, dice que el inmueble “es una forma de retribuirle favores al Tío o dios de la mina”.
No obstante, la casa se ha convertido, al mismo tiempo, en otro atractivo turístico, según Choque, pronto se convertirá en un centro esotérico y su hermana se dedicará a informar sobre la cultura del Tío.
“Será un consultorio donde mi hermana leerá las cartas, allí se enseñará la cultura del Tío y se harán mesas andinas para la suerte, es mi cultura que creo no le hace daño a nadie y tampoco quiero que me lo hagan”, indicó.
Pero no solo es la fachada que causa la atracción donde están ubicadas una docena de cabezas de diablo con astas, sino al interior, el propio dormitorio de David Choque tiene en su pared, según él, el rostro del Tío a quien le ofrece todos los días, un poco de alcohol y hojas de coca.
Es que Choque fue minero hace más de 25 años en Mapiri cuando se dedicaba a la explotación del mineral precioso, que, de acuerdo a su testimonio, lo cuidaba de todos los males.
Choque tiene 42 años, actualmente se dedica a la carpintería y todos los días se encomienda al Tío para que le vaya bien. “Hasta ahora me ha ido bien; no he tenido ningún accidente en la carpintería, podría decir que me ha protegido”, aseguró.
Los mineros en Bolivia rinden culto al Tío, que es un espíritu subterráneo que los protege de los accidentes y les concede el mineral. Tras su apariencia pintoresca, estas leyendas sirven para excluir a las mujeres de los espacios donde se encuentra la riqueza, incluso para amenazarlas y violarlas. El Tío muestra un gran pene erecto, bebe alcohol de 96 grados y se pone agresivo, como los mineros. A veces las víctimas se convierten en verdugos, según el relato de la leyenda.
El Tío es el espíritu que gobierna las profundidades, el compadre de los mineros, el patrón que fecunda a la Pachamama, a la madre tierra, para que produzca vetas de mineral. Cuando está satisfecho, hace que las vetas afloren, cuando se enfada, provoca derrumbes.
Choque ddmitió que varios vecinos lo critican. “Pero es mi cultura, no puedo, no puedo vivir sin pedir favores al Tío y quiero hacer que mi casa me identifique, porque no le deseo el mal a nadie”.
“Todo el que quiera pasar, va a ser bienvenido para que les lean las cartas y también explicarles la cultura del Tío”, invitó.
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