-Admite que la traicionaron y abusaron su confianza, de su buena fe, mintiendo y manipulando la verdad.
La Paz, Innovapress, 13 mar 2022.- Al cumplir un año de reclusión en el penal de Miraflores en La Paz, la expresidenta, Jeanine Áñez pidió este domingo “perdón”, admitió errores en su gestión y que su Gobierno debió ser solo de tres meses.
Al mismo tiempo lamentó que su administración se haya extendido de tres meses a casi un año y que se siente decepcionada por confiar en “cercanos” que la “traicionaron”.
“Luego de un año de estar encerrada ilegal e injustamente pido perdón; pido perdón por los errores cometidos durante el año de mi Gobierno, el que no debió ser un año sino tres meses”, expresó en una carta manuscrita y que publicó en sus redes sociales.
Sin embargo, afirmó estar “secuestrada y presa siendo inocente”, y lamentó que su administración se haya extendido más allá del tiempo que inicialmente se fijó y aseguró que “la pandemia obligó a hacerlo y que la medida fue refrendada por el ente electoral y el Legislativo”.
“Pido perdón al pueblo boliviano, por haber confiado en tantos cercanos quienes me traicionaron y abusaron de mi confianza, de mi buena fe, mintiendo y manipulando la verdad, como ocultándola y negociando con nuestros verdugos para volver al poder”, resaltó en su escrito.
Áñez también argumentó que, a pesar de todo aquello, tuvo la intención de hacer “lo mejor para el país”.
Finalizó su carta indicando que “nunca” podrán apresar su consciencia y que resistirá y seguirá luchando “hasta el día en que Dios” se lo permita.
Añez, fue aprehendida en Trinidad, en Beni, el 13 de marzo de 2021 y trasladada a la ciudad de La Paz, acusada de sedición conspiración y terrorismo, en primera instancia y, luego, resoluciones contra la Constitución e incumplimiento de deberes.
Enfrenta los procesos “golpe de Estado I y II”, pero el Ejecutivo la encuentra responsable de la muerte de más de una veintena de civiles en las denominadas masacres de Senkata, Sacaba y Pedregal luego de las revueltas sociales tras la renuncia de Evo Morales en noviembre de 2019.
Su reclusión está marcada por problemas en su salud como hipertensión, crisis nerviosas y depresión, denuncias de violación a derechos humanos, su condición de exdignataria de Estado, autolesiones y recientemente una huelga de hambre que mantuvo por más de dos semanas para conseguir su libertad. Están pendientes en su contra las autorizaciones para que enfrente varios juicios de responsabilidad.
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