Bolivia, 44 años del golpe de García Meza, el acortamiento del Gobierno de Lidia Gueiler, los restos de Marcelo siguen inciertos

  • Argentina ayudó a la interrupción de la democracia. El derrocamiento de Gueiler se produjo con un presidente electo el 29 de junio, Hernán Siles Zuazo, histórico líder nacionalista que ya había gobernado el país y debía asumir en octubre. García Meza y Arce Gómez fallecieron sin cumplir condena y se llevaron la ubicación de Marcelo Quiroga Santa Cruz.
Los líderes que presidieron el golpe del 80/ Fotos: de Internet

Por Marcelo Padilla

La Paz, Innovapress, 17 jul 2024.- Escrita en las páginas negras de la historia de Bolivia, aquel 17 de julio de 1980 se entorpeció el proceso democrático cuando Lidia Gueiler fue derrocada y exiliada por quien fuera entonces jefe del Ejército, Luis García Meza en un sangriento golpe de Estado con la participación y el apoyo de las Fuerzas Armadas argentinas (que estaban perpetrando una sangrienta dictadura cívico-militar (1976-1983), para impedir la asunción de Hernán Siles Zuazo.

El golpe también contó con el apoyo del comando paramilitar «Novios de la muerte», liderado por Klaus Barbie (criminal de la guerra Nazi) y el terrorista italiano, Marco Marino Giodato.

Ese día del golpe fueron asesinados varios líderes de izquierda, entre ellos Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder del Partido Socialista Uno (PS-1) que fue acribillado por una banda de paramilitares que asaltó la sede de la Central Obrera Boliviana (COB) en La Paz.

García Meza murió en 2018 a los 86 años en un hospital militar de La Paz, mientras que Arce Gómez falleció en 2020 también en un centro de salud, y ambos cumplían condenas por los crímenes en esa dictadura, ambos se llevaron a la tumba el paradero de los restos de Marcelo.

Antecedentes

Fueron unas seguidillas de interrupciones al orden democrático los que precedieron aquel 17 de julio del 80. El 1 de noviembre de 1979, el general Alberto Natusch Busch había derrocado al gobierno interino de Walter Guevara Arze mediante otro sangriento golpe de Estado.

Como reacción, se produjo un levantamiento popular encabezado por la COB que generó a su vez una violenta represión generalizada, incluyendo la Masacre de Todos los Santos, cuando la policía y el Ejército asesinaron a más de 100 personas e hicieron “desaparecer” (o sea, encarcelaron y torturaron hasta la muerte) a 30 más.

Quince días después (el 16 de noviembre de 1979), la resistencia popular obligó a Natusch Busch a devolver el poder al Congreso que eligió a Gueiler como presidenta constitucional interina de la República, hasta las elecciones del 29 de junio del año siguiente (1980).

El 7 de junio de 1980, un coronel del regimiento de escolta presidencial Waldo Ballivián, llamado Estrada, ya había intentado asesinar a Lidia Gueiler en la residencia presidencial. El coronel Estrada estaba en estado de embriaguez y trató de derribar a culatazos de fusil la puerta del dormitorio de la presidenta. Un ayudante de la jefa de Estado impidió que el militar matara a Gueiler.

Una semana antes de las elecciones, se realizó el atentado terrorista al avión en el que viajaban varios líderes de la izquierdista Unidad Democrática y Popular (UDP) en campaña electoral. Contra lo esperado por los sectores golpistas, el ataque incrementó la popularidad del líder izquierdista, Hernán Siles Zuazo (ex-MNR) en las elecciones.

La ayuda de Argentina

García Meza impuso una dictadura, que naufragó a los dos años y estuvo marcada por sus vínculos con el narcotráfico. La Argentina de Jorge Rafael Videla participó de manera activa en la instauración de ese régimen.

Tres semanas antes del golpe, el periodista brasileño Newton Carlos denunció en el diario Zero Hora que había contactos entre la dictadura argentina y García Meza (a la sazón, jefe del Ejército de Bolivia), con el ofrecimiento de 200 millones de dólares para afrontar una previsible sanción de Estados Unidos. Más tarde, The New York Times estimó que la cifra fue de 250 millones de dólares, a cuenta de la compra de gas boliviano.

El Batallón 601 de Inteligencia de Argentina envió a un centenar de hombres a La Paz para un golpe que tuvo la marca de la dictadura argentina.

Quiroga Santa Cruz, el dirigente socialista había estado exiliado en la Argentina a comienzos de los 70, tras el golpe de Hugo Banzer contra Juan José Torres. A su vez, Torres fue asesinado en Buenos Aires en junio de 1976.

El rol argentino en el golpe fue revelado por el agente de inteligencia Leandro Sánchez Reisse en su declaración ante el Senado de los Estados Unidos, en 1987, durante el escándalo de venta ilegal de armas de Estados Unidos a Irán para financiar a la contra nicaragüense.

“Gente del gobierno de Argentina junto con personas del gobierno de Estados Unidos, decidieron que la presencia de tropas y asesores argentinos en El Salvador, Costa Rica y Honduras, era mejor y mucho más segura que la de tropas de Estados Unidos”, afirmó Sánchez Reisse, que ahondó en la presencia militar argentina en América Central a comienzos de los 80.

Desde ese 17 de julio dee 1980, nunca más se supo de los restos de Marcelo Quiroga Santa Cruz

Plan Cóndor

La dictadura de García Meza fue parte del Plan Cóndor, que se expandió en la región gracias a los gobiernos de facto desde los años 60, pero que tuvo su cúspide entre 1975 y 1983, con una “clara ofensiva contrarrevolunaria”. De esta forma, la represión, las persecuciones, los encarcelamientos, los destierros y los asesinatos traspasaron los límites fronterizos de los países integrantes.

Esta alianza represiva generó un juicio en Italia, por la muerte de una veintena de activistas de izquierda y disidentes ítalo-latinoamericanos opositores a los dictadores de entonces.

Condena

En 2017, se condenó a cadena perpetua a represores chilenos, uruguayos, peruanos y bolivianos, entre estos últimos figuraban García Meza y Arce Gómez. Una sentencia histórica y simbólica, porque ambos no la pudieron cumplir.

La Justicia boliviana también condenó a estos militares por sus crímenes, en 1993, con 30 años de cárcel sin derecho a indulto, empero, varios de sus colaboradores quedaron impunes. García Meza falleció en 2018 y su lugarteniente, Arce Gómez, dos años después. Sin embargo, se llevaron a su tumba varios secretos, como la ubicación de los restos de Quiroga Santa Cruz.

IP/RDC

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