- Esas disputas, en vez de allanar soluciones al elevado costo de vida, complica el panorama económico y son las amas de casa y la población humilde la que paga. El país está electoralizado.
La Paz, Innovapress, 18 sep 2024.- Las pugnas internas del Movimiento Al Socialismo (MAS) entre los seguidores Luis Arce “arcistas” y Evo Morales “evistas” han llevado a que temas urgentes como la escasez de combustibles, la carencia de dólares, el alto costo de la canasta familiar (inflación de 4,61 a agosto, según el INE) pasen a segundo plano. Ahora se ha electoralizado, politizado el ambiente con miras a las presidenciales 2025.
A ello se suma que, Luis Arce, quien como ministro de Economía condujo el llamado “milagro boliviano” (2006-2019) gracias a los altos precios del gas, ahora afronta dificultades para el control de la Asamblea Legislativa tras la fractura del MAS, instancia donde duermen más de 1.000 millones de dólares en créditos que servirían para dar solvencia y liquidez a la economía.
Estas son algunas de las razones de la actual crisis social que se traduce en protestas, marchas y bloqueos de carreteras a lo que se suma el interés desmedido del líder cocalero por volver a la Presidencia pese a que una resolución constitucional (1010) no se lo permite.
Origen de la crisis
La crisis en el MAS estalló en 2019 cuando Morales forzó una tercera reelección reñida con la Constitución y rechazada por un referendo popular. Renunció a la Presidencia en medio de un estallido social que dejó 36 muertos tras unas elecciones consideradas fraudulentas en 2019 y se asiló primero en México y luego en la Argentina.
Luego de un gobierno interino al que el MAS considera ilegal, el partido retomó el poder en 2020 con Arce, pero la economía quedó herida tras la pandemia del COVID-19 y Morales ya no era el líder indiscutible de esa fuerza.
Arce tomó las riendas y no tardaron en aparecer las fricciones cuando Morales anunció en 2023 su intención de postularse en 2025. Arce tiene las mismas expectativas y el aval de la Constitución para buscar la reelección.
“En el fondo la gente recuerda el período de Evo como una época de crecimiento y éxito”, dijo Diego Von Vacano, experto en política boliviana de la Universidad Texas A&M. “Esta crisis económica es un punto de inflexión que está provocando que cada vez más funcionarios abandonen el barco y se unan al bando de Morales”, añadió el experto citado por AP.
“El problema de Bolivia no pasa por buscar un líder sino una nueva visión de país con base en un pacto social constituyente. Las elecciones no solucionarán los problemas estructurales”, indicó el analista político, Paul Coca.
Tanto Morales como Arce han celebrado su propio congreso partidario para discutir el futuro del MAS.
El presidente Arce niega la legitimidad de la campaña de Morales señalando un fallo de la Tribunal Constitucional de 2023 que le prohíbe postularse, pero los expertos legales dicen que el tema no está claro.
Arce acusa a Morales de un “boicot económico”, ahora de un golpe de Estado, y de confabular con la minoritaria oposición (CC y Creemos) para “acortar” su mandato. Morales, a su vez, acusa a Arce de profundizar la crisis económica.
Economía en crisis
A Morales le tocó gobernar con buenos precios de las materias primas e ingresos extraordinarios por las exportaciones de gas tras la nacionalización de los hidrocarburos en 2006.
Según Morales y Arce el éxito del modelo se basó en la redistribución del excedente de las exportaciones de gas que comenzaron a declinar en 2014. “Pero de 6.600 millones de dólares por exportaciones de gas a Brasil y Argentina, los ingresos cayeron a 2.100 millones en 2023″, según analistas.
La escasez de dólares ha encendido las alarmas. Hasta hace un año la divisa estadounidense circulaba libremente, con el dólar se importaban productos industrializados y se comercializaban automóviles y viviendas. Pero el gobierno necesita unos 2.000 millones de dólares cada año para importar gasolina y diésel que vende a mitad de precio y los ingresos por exportaciones han disminuido.
Arce dijo recientemente que la producción de gasolina y diésel cubrían la mitad del consumo interno en 2014 y que ahora se importa el 86% del diésel y el 56% de gasolina “por la falta de inversiones en exploración y el agotamiento de los campos”.
Por su parte, las amas de casa se quejan de los precios altos de los alimentos. El Gobierno ha atribuido el alza a factores climáticos y al contrabando a lo que el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, negó que el país esté atravesando una crisis económica.
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