- -El 2 de noviembre es feriado nacional para despedir a los seres queridos. Las ‘tantawawas’ esperan a las almas de los difuntos, escaleras, cruces y el plato que más le gustaba al fallecido.
La Paz, Innovapress, 31 oct 2022.- Si hay algo que marca y caracteriza a las familias bolivianas es el apego a sus costumbres y tradiciones. Todosantos o la fiesta de Todos los Santos es ampliamente esperada porque se recuerda a los seres queridos.
La creencia marca que las almas permanecen en la tierra durante 24 horas, llegan el 1 de noviembre al mediodía y el 2, también al mediodía, los familiares se despiden de los comensales espirituales, con abundante comida y bebida, ya que el muerto necesita mucha energía para su viaje de regreso.
En la tradición andina la muerte no existe y es asumida como una transición porque para ellos la vida es eterna. Desde siempre las comunidades indígenas han celebrado una vez al año la fiesta de los muertos para recordar y compartir con las ‘ajayus’ (almas, en aymara).
Esta fiesta tiene su origen a mediados del siglo IX cuando el papa Gregorio IV decidió extender la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia Católica conmemorando a todos aquellos difuntos, que, aun habiendo superado el purgatorio, se habían santificado plenamente consiguiendo la vida eterna en presencia de Dios.
Las familias se reúnen en los camposantos a partir de las doce del día del 1 de noviembre, en donde preparan una mesa sobre la que extienden un mantel, además de flores, adornos y comidas. Si la tela es blanca, es porque el difunto recordado es un niño, en cambio si es oscura o negra es en memoria de una persona adulta.
En la mesa, se disponen los alimentos que más solía disfrutar el fallecido, además de diferentes y pequeñas figuras hechas con masas de pan, como una escalera que es horneada «para que baje el muerto del cielo y, por medio de esta misma, después se vaya», según el antropólogo Milton Eyzaguirre.
Así como también masas de bebés, llamadas “tantawawas” (pan de niño en aymara). “Cuando alguien muere tiene que regenerar la vida y la forma de hacerlo es por medio de estas wawas (bebés) de pan”, explicó Eyzaguirre.
Otros elementos infaltables son la caña de azúcar, que simboliza el bastón que usará el difunto para guiarse en su visita a la tierra, además de hojas coca, chicha y velas, las que son encendidas desde el mediodía del 1 de noviembre, para iluminar el camino de llegada de los seres queridos. En los banquetes también se ofrecen serenatas e interpretaciones musicales.
Artículos de la mesa de Todosantos
- Las tantawawas: Representan la pureza del difunto, son niños hechos de pan.
- Las escaleras: Masas de pan, para facilitar la ascensión hacia el cielo de las almas y para que bajen a la tierra.
- Las cebollas en flor: Son para que el difunto calme su sed en su viaje.
- Los caballitos y juguetes: Ayudan al difunto a poder llegar a su destino y a cargar todas las ofrendas que la familia le preparó y los juguetes entretienen a los espíritus de los niños.
- Las retamas: Sirven para ahuyentar las presencias malignas.
- Un vaso con agua bendita: Para rociar la ropa del difunto.
- La coca, cigarros, vino y refrescos: Para que el espíritu se sienta satisfecho.
- Las velas: Iluminan el camino que recorrerá el alma para llegar a su destino sin dificultades.
- El plato de comida: El favorito del difunto.
- Las frutas: Las que eran de la preferencia del difunto, para que degusten las mismas.
- Caña de azúcar: Sirve de bastón a las almas.
- Los suspiros: Son golosinas hechas de huevo que representan al último suspiro de vida antes de fallecer.
- Las fotografías y epitafios de los difuntos.
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