-En Cusco, en una presentación de su grupo, alzó la voz y pidió que no cambien la letra a las canciones del folklore boliviano. Protestó por el caso de la morenada ‘La aromeñita’.
La Paz, Innovapress, 7 dic 2022.- En una de las recientes presentaciones del grupo orureño Llajtaymanta en Cusco-Perú, el vocalista de la agrupación, Orlando Andia, alzó la voz para pedir y reclamar que, si bien el folklore boliviano es del gusto peruano, “no cambien la letra y respeten la autoría, que la disfruten, pero reconozcan a sus autores”, hecho que motivó el abucheo, entre rechiflas y silbidos.
En especial se refirió a la canción en tono de morenada “La aromeñita” que le pertenece al fallecido cantautor orureño, José Soliz cuya letra fue cambiada por un grupo musical peruano.
“Yo les pregunto: ¿qué pasaría si ustedes escuchan esta canción tan conocida aquí en Perú?, ‘Adiós, pueblo de Ayacucho’ y ustedes de pronto escuchan ‘Adiós, pueblo de Oruro’ o ‘Adiós pueblo de Cochabamba’, jamás, jamás (pasaría eso), pero (…) no hay que cambiar (la letra), hay que tener ética, hay que respetar a los autores”, expresó Andia sobre el escenario.
Andia les aclaró que el motivo de su comentario fue por el cambio en la letra de “La aromeñita”, que hizo el grupo peruano La Monarquía, lo que lo hizo sentir “indignado”.
“Indigna a todos y obviamente que lo mismo pasaría en el lado peruano. Sí nosotros cambiaríamos la letra de alguna canción haciendo alusión a nuestras ciudades o departamento y eso es lo que ocurrió. Lo único que hice es lo que cualquier boliviano hubiera hecho, pedir el respeto a los autores, al derecho moral que tienen los autores y compositores de todo el mundo”, expresó.
Luego del reclamo, Andia pidió un “fuerte aplauso” para reivindicar el derecho que tienen los compositores bolivianos y en especial los orureños a que se respete su autoría.
“Me silbaron, me abuchearon, como me parece una reacción normal, pero después reconocieron, creo y me aplaudieron. Tocamos la canción, se pusieron a bailar y eso fue todo lo que ocurrió”, explicó.
Lamentó que los artistas musicales nacionales carezcan de políticas culturales que permitan estar protegidos por lo que planteó mayor promoción y publicidad.
Dijo que, si bien hay instituciones como Sobodaycom que se encarga de la administración de las composiciones bolivianas, y el Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi), los intérpretes bolivianos tienen que valerse por sí mismos, porque el derecho de autor es privado y los afectados deben recurrir a diferentes instancias cuando hay plagio, como el ocurrido con “La aromeñita” y muchas otras interpretaciones.
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