La Paz, 10 de mayo de 2024
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El jesuita español, Alfonso Pedrajas, abusó de niños por décadas en Bolivia

-El diario El País de España revela que estuvo encubierto por la Iglesia Católica. El sacerdote admite que abusó de decenas de niños mientras fue profesor de varios colegios, especialmente en uno de Cochabamba.

Alfonso Pedrajas, el jesuita que abusó de niños al amparo del clero católico/ Fotos: El Páís

La Paz, Innovapress, 30 abr 2023.- El padre jesuita Alfonso Pedrajas durante su estadía en Bolivia cometió abusos sexuales, algunos, fueron denunciados y, otros, los más, quedaron en la impunidad revela un reportaje de investigación del diario El País de España.

“Diario de un cura pederasta”, es el título de la investigación, que abre su edición impresa de este domingo y que revela cómo el jesuita español Alfonso Pedrajas Moreno, ahora fallecido, abusó de decenas de niños en Bolivia por varias décadas, abusos que era de conocimiento del clero y de los altos prelados de la Iglesia Católica.

El clérigo por varios años fue educador en el Colegio Juan XXIII de Cochabamba y en el Colegio San Calixto de La Paz.

El trabajo periodístico del impreso español narra los escritos que dejó Pica, como se lo conocido al religioso. El cura falleció en 2009.

Son testimonios recuperados por quien era su novio y que decidió darlos al rotativo español para que sean difundidos. El cura también era homosexual.

Además, muestra cómo autoridades religiosas no hicieron nada pese a conocer del tema y a que existían denuncias.

“El sacerdote admite que abusó de decenas de niños mientras fue profesor de varios colegios de América Latina, especialmente en uno de Cochabamba. Y relata también cómo la orden (al menos siete superiores provinciales y una decena de clérigos bolivianos y españoles) encubrió sus delitos y las denuncias de algunas víctimas”, refiere la investigación.

Pedrajas fue parte del Colegio Juan XXIII de Cochabamba donde era subdirector. También fue parte de los centros San Calixto, el Colegio Nacional Ayacucho y el Correccional de Menores, en La Paz.

Según la investigación Pedrajas nació el 10 de junio de 1943 en Valencia, en el seno de una familia extremadamente religiosa. Con 17 años, entusiasmado, viajó hasta Raimat (Lleida) para ingresar en la Compañía de Jesús como novicio. Solo unos meses después, convencido de que su destino obedecía a un designio de Dios, escribe a sus padres para anunciarles la noticia que cambiaría su vida: se hace misionero y se marcha a Latinoamérica.

“Durante su primera década allí, entre 1961 y 1971, residió a caballo entre varios centros de la orden en Bolivia, Perú y Ecuador. Tiempo que dedicó a formarse como sacerdote y en el que comenzó a dar sus primeras clases. Pasó por los centros bolivianos de San Calixto, el Colegio Nacional Ayacucho y el Correccional de Menores, los tres en La Paz. Alfonso Pedrajas vestido de sotana durante los años sesenta (…). Tras este periplo de formación, y seis años después de su primer abuso reconocido, Alfonso, al que por entonces empezaron a llamar Pica, se asentó finalmente en Bolivia. Era octubre de 1971, cuando la orden lo nombró subdirector del Colegio Juan XXIII, un internado que en esos años rescataba a Pica, a la izquierda, durante su estancia como profesor en el colegio San Calixto, La Paz, Bolivia”, según El País.

Dejó de escribir en su diario el 11 de octubre de 2008. Un año después falleció en una cama de hospital. Su diario son las memorias de un pederasta. También la prueba de cómo la Iglesia toleró estos delitos dentro de sus muros e impuso, por norma, el encubrimiento. Lo reconoció el propio Pica”, finaliza la investigación el escrito.

En el diario escribe el esquema que siguió para contárselo todo a un amigo, el jesuita catalán Marcos Recolons. Utiliza palabras clave para citar tanto los delitos de pederastia como su homosexualidad: “Represión religiosa”, “F. sin consentimiento”, “no veía consecuencias de todo aquello”, “casos aislados”, “gran interrogante: ¿pecado?”.

El jesuita pasó la primavera de 1997 en Valencia y aprovechó para verse en varias ocasiones con un psicólogo, el salesiano Ángel Tomás García, al que le contó todo. En sus memorias hace anotaciones de su informe psicológico, de las consecuencias que Tomás le advierte que habrá si sigue abusando de menores y de las estrategias que tenía que poner en marcha para evitarlo: “Ver dignidad de esos indefensos. Algún día se sentirán utilizados, manipulados”, “cortar radicalmente”, “evitar complejo y sentimiento de culpa”.

IP/MPA

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